Te hace sentir como una niña con zapatos nuevos, te hace sonreír
con la mayor bobada, sin esfuerzo alguno, porque no le cuesta recorrer 100 km para verte, aunque sea para unas horas
o para no hacer nada.
Porque con sus manos en tu cintura crees volar, que solo te
falta dar ese saltito para llegar a tocar las nubes con la punta de tus dedos,
que sus besos te dan calor, vida, ilusión, como una niña que se sale con la
suya, rebelde, juguetona, infantil.
Te hace revolverte en la cama con sus palabras, muerta de
ganas de comértelo a besos, a mordiscos, a lametones, todo enterito, saboreándolo,
sin dejarlo escapar, quedándotelo contigo en tu cama, entre tus sábanas, entre
tus piernas.