lunes, 29 de abril de 2013

Esa estrellita

Con la nariz fría y la cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla del coche me quedo mirando el oscuro y negro cielo, las estrellas están ahí arriba, congeladas o no se sabe como, pequeñas, grandes, gorditas, pero esa estrella, la que más brilla llama mi atención, y de repente se me cierran los ojos y su cara, su voz, todos sus recuerdos vienen a mi cabeza, de golpe, sin avisar y me hacen sonreír a la vez que trago saliva para soltar y hacer desaparecer ese nudo en mi garganta. 
Yo se que está conmigo, aunque lejos le oigo respirar, al cerra los ojos intento, aunque en balde, tocar de nuevo las puntas de sus dedos, agarrar su mano una vez más, notar su calor, ese apretón que te levanta del agujero más profundo, escuchar como me dice que esto sigue, que camine hacia delante, que lo estoy haciendo bien, que él va a estar aquí, conmigo, siempre, para siempre.

lunes, 11 de marzo de 2013

Hasta los días más grises salen arcoíris.


Mirar por la ventana y ver algo tan efímero e inexistente como son siete rayas de colores que crean una fantasía, una cortina de luz que te hace sonreír aun cuando llevas todo el día arrastrando los pies por el suelo más frió y con la cabeza agachada para no ver el mundo que tienes delante.
Algo así es también su sonrisa, sus palabras, son ese empujoncito que te dice ¡venga sigue que tú puedes! Y das el pasito que te impedía seguir avanzando y lo haces de su mano, segura porque si miras para atrás el estará ahí, como el padre que suelta por primera vez a su hijo y anda solo en su bici nueva, todo es tan fácil a su lado que a veces crees poder tocar el mismísimo arcoíris con la punta de tus dedos y eso sólo lo hace él, nadie más.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Casi sin conocerme...

Sentada en mi habitación  frente a la ventana, las nubes en movimiento miden el tiempo, pasan y pasan, con una radial de fondo, y una canción surgen las ganas de escribir, de pararme por un momento a pensar en como me siento desde que lo conozco, desde que apareció en mi vida y la verdad es que me siento realmente bien, tranquila con él, contenta conmigo misma porque creo estar haciéndolo bien esta vez, despacio día a día mejoro en cada paso lo que anteriormente, en otra vida, hice mal, muchas o pocas cosas eso depende de como lo mires.
He de reconocer que mi ultimo año no ha sido nada, y creerme cuando digo nada, fácil, golpes que te despiertan como si un jarro de agua fría se tratase que te hacen darte cuenta de que estas en esta vida para vivirla, para no permitirte perder el tiempo por que en cualquier momento el tiempo te pierde a ti, te roba la respiración y te para los pies.
No puedo evitar escribir todo esto y sentir esa presión en el pecho que me acompaña desde aquel día en que ese jarro de agua fría llegó así sin avisar, un jarro que me cambio a mí y a mi mundo, sin yo pedirlo, sin ni siquiera esperarlo, un golpe que por cojones (perdón por la blasfemia) te hace cambiar, ver todo diferente, crecer como persona, pararte a pensar qué, cómo y por qué está aquí, temblando, reprimiendo un grito de rabia, impotente, quieta, callada, sentada en una cama con los puños apretados y darte cuenta de que no lo sabes y que quieres descubirlo, cueste lo que cueste.
Él y su sonrisa, cuando aparecieron me dieron ese empujocito, me hicieron recordar mi sonrisa, me las arrancaba sin permiso como hacía esa persona que un día se fue y entonces me di cuenta de que en cierta forma el destino existe y de que es verdad eso que dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, ha pasado ya casi un año desde aquel portazo y casi cinco meses que se abrió esa ventana dejando entrar vida, corrientes de frescas sensaciones, de experiencias en las que ya no creía, sensaciones que creía olvidadas y que él me recordó, sin querer, sin deberme nada, casi sin conocerme.

I need you to know today I'll wait for you always

domingo, 14 de octubre de 2012

En tus pies...

Esos día que se levantan grises, en los que te da pereza apartar la sábana y levantarte, esos días de aire que arranca las hojas vulnerables de los árboles, esos días en los que te sientes como una de esas hojas atrapadas en las corrientes, esos día en los que todas y cada una de las canciones que escuchas parecen estar escritas para ti, parecen contar tu historia, esos días de manta y sofá, de sueño, de morriña, de todo, esos días sin él, sin tener su sonrisa a mano, su voz a un centímetro de tu oído, sus brazos para agarrarte fuerte, para no dejarte caer, para decirte que no llores que te pones fea, si es que eso es posible, para decirte que eres preciosa, que no te preocupes que todo es normal, esos días en los que le echas de menos a cada instante, en los que te mueres por gritar su nombre y aparezca y se tumbe contigo, te bese en la frente y arranque la sonrisa que guardas en tus pies.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Te...


Te hace sentir como una niña con zapatos nuevos, te hace sonreír con la mayor bobada, sin esfuerzo alguno, porque no le cuesta recorrer  100 km para verte, aunque sea para unas horas o para no hacer nada.
Porque con sus manos en tu cintura crees volar, que solo te falta dar ese saltito para llegar a tocar las nubes con la punta de tus dedos, que sus besos te dan calor, vida, ilusión, como una niña que se sale con la suya, rebelde, juguetona, infantil.
Te hace revolverte en la cama con sus palabras, muerta de ganas de comértelo a besos, a mordiscos, a lametones, todo enterito, saboreándolo, sin dejarlo escapar, quedándotelo contigo en tu cama, entre tus sábanas, entre tus piernas.

martes, 4 de septiembre de 2012

Un poquito más tu...

El sonido de una pesada cigarra, el apellido de un niño, la piedra más alta del camino y la horrible tentación de subir de tu mano hasta arriba, culminar la cima con un beso y seguir, adelante.
Los interminables paseos, el simple hecho de andar, canciones, bailes, juegos, mi muñeca izquierda, la noche, chatita, la pregunta cotilla de una niña de nueve años.

lunes, 16 de julio de 2012

Cueste lo que cueste.

Esos fantasmas, esos recuerdos que te bombardean de repente, en los momentos más inesperados, que duelen, que te taladran el pecho, que casi te hacen gritar, un lugar, una canción, se te llenan los ojos de lágrimas y la barbilla te delata con un ligero temblor, es entonces cuando respiras hondo, aprietas fuerte puños y dientes, aguantas y finalmente vuelves a respirar para soltar ese nudo del estómago, para dejar salir esa presión del pecho, abres los ojos el sol del atardecer entra por la ventanilla del coche cegándote, el aire acaricia tus mejillas, secas tus ojos y decides sonreír, disimular, mientras piensas, mientras estás segura de que esos fantasmas, esos recuerdos, volverán, pero volverás a respirar, volverás a sonreír cueste lo que cueste.