jueves, 31 de mayo de 2012

Sin ella...


Todos los día sale de paseo, como siempre, como cada día, haciendo lo mismo, bajando ese último escalón con un pequeño saltito, arranca una amapola,  un diente de león que soplará para ver como esas pelusa guiadas por el aire, el mismo aire que le apartaba a ella de su cara los mechones rebeldes, el mismo aire que en los días de inverno enrojecía sus mejillas y su pequeña nariz, ese aire hace subir esas pelusas a un cielo que tarde tras tarde contemplaban juntos, viendo nacer y desaparecer nubes hasta que el sol y el primer lucero le avisan de que es hora de regresar a la realidad, a la vida, a una vida sin su amapola, sin sus sonrojadas mejillas, sin su cielo, sin ella.

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